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Agenda bíblica
05/01/2025

2º Domingo después de Navidad

Telesforo

Lectura del libro del Eclesiástico

La sabiduría difunde su propia alabanza,
en medio de su pueblo proclama su grandeza.
Abre su boca en la asamblea del Altísimo
y se engrandece en presencia de su potestad:
«Yo salí de la boca del Altísimo
y cubrí la tierra como niebla.
Puse mi tienda en las alturas
y asenté mi trono sobre las nubes.
El Creador del universo me dio un mandato,
el que me hizo decidió cuál debía ser mi morada.
Me dijo: “Establece tu tienda en Jacob,
ten a Israel como heredad”.
Antes del tiempo, desde el mismo principio me creó,
y por toda la eternidad no dejaré de existir.
Rendí culto al Altísimo en su morada santa,
y así quedé consolidada en medio de Sión.
En la ciudad bien amada me concedió descanso,
en Jerusalén hago yo resplandecer mi señorío.
En medio de un pueblo glorioso he echado raíces,
el pueblo que el Señor escogió como heredad,
y resido en la congregación plena de los santos.

R/. La Palabra se hizo carne
          y acampó entre nosotros.

      Jerusalén, ensalza al Señor;
          Sión, alaba a tu Dios:
          él afianza los cerrojos de tus puertas,
          y bendice a tus hijos en medio de ti. R/.

      Él pacifica tus fronteras,
          te sacia con el mejor trigo;
          envía su mensaje a la tierra,
          rápido se extiende su palabra. R/.

      El Señor anunció su palabra a Jacob,
          sus normas y decretos a Israel.
          Con ninguna nación hizo esto,
          no les dio a conocer sus decretos. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios

Alabemos a Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que por medio de Cristo nos ha bendecido
con toda suerte de bienes
espirituales y celestiales.
Él nos ha elegido en la persona de Cristo
antes de crear el mundo,
para que nos mantengamos
sin mancha ante sus ojos,
como corresponde a consagrados a él.
Amorosamente nos ha destinado de antemano,
y por pura iniciativa de su benevolencia,
a ser adoptados como hijos suyos
mediante Jesucristo.
De este modo, la bondad
tan generosamente derramada sobre nosotros
por medio de su Hijo querido,
se convierte en himno
de alabanza a su gloria.

Por eso yo, al tener noticias de la fe que tienen en Jesús, el Señor, y del amor que dispensan a los creyentes, los recuerdo en mis oraciones y no me canso de dar gracias a Dios por ustedes.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre a quien pertenece la gloria, les otorgue un espíritu de sabiduría y de revelación que se lo haga conocer. Que les llene de luz los ojos del corazón para que conozcan cuál es la esperanza a la que los llama, qué inmensa es la gloria que ofrece en herencia a su pueblo.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan

En el principio ya existía la Palabra;
y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios.
Ya en el principio estaba junto a Dios.
Todo fue hecho por medio de ella
y nada se hizo sin contar con ella.
Cuanto fue hecho era ya vida en ella,
y esa vida era luz para la humanidad;
luz que resplandece en las tinieblas
y que las tinieblas no han podido sofocar.

Vino un hombre llamado Juan, enviado por Dios. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino testigo de la luz. La verdadera luz, la que ilumina a toda la humanidad, estaba llegando al mundo.

En el mundo estaba [la Palabra]
y, aunque el mundo fue hecho por medio de ella,
el mundo no la reconoció.
Vino a los suyos
y los suyos no la recibieron;
pero a cuantos la recibieron y creyeron en ella,
les concedió el llegar a ser hijos de Dios.
Estos son los que nacen no por generación natural,
por impulso pasional o porque el ser humano lo desee,
sino que tienen por Padre a Dios.
Y la Palabra se encarnó
y habitó entre nosotros;
y vimos su gloria, la que le corresponde
como Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan dio testimonio de él proclamando: «Este es aquel de quien yo dije: el que viene después de mí es superior a mí porque existía antes que yo».

En efecto, de su plenitud
todos hemos recibido bendición tras bendición.
Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad
nos vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo vio jamás;
el Hijo único, que es Dios
y vive en íntima unión con el Padre,
nos lo ha dado a conocer.

Ciclo
C
Año
Impar
Color
Blanco
Semana Salterio
II
Cita del día

Las lecturas bíblicas de este domingo evidencian que Jesús es el icono visible de Dios Padre. El Hijo, en efecto, mira incesantemente al Padre, que es la fuente de su misión. Todo le viene del Padre: la enseñanza, la actividad, el poder sobre la vida y sobre la muerte. «Mi doctrina no es mía, sino de Aquel que me ha enviado» (Jn 7,16). «La Palabra que habéis escuchado no es mía, sino del Padre que me ha enviado» (Jn 14,24). El Hijo no hace nada por sí sólo, sino «como me ha enseñado el Padre, así hablo» (Jn 8,28). Jesús está a la escucha del Padre con mirada de contemplación interior y transmite sus palabras, es más, comunica tan bien la Palabra del Padre que Él mismo es, para el evangelista, la Palabra del Padre (Jn 1,1-2). Así Jesús es el perfecto revelador del amor del Padre, porque está siempre a la escucha de Dios, y es igualmente la Palabra misma del Padre.
El culmen, sin embargo, de la revelación que Jesús ha transmitido no está en lo que ha enseñado con palabras, sino en la obra que ha testimoniado con su vida. Ha cumplido hasta el fondo la obra que el Padre le había confiado. Y la obra que expresa el don de sí, la cumple Jesús entregando su vida sobre la cruz, haciéndonos así hijos adoptivos del mismo Padre. Es desde la colina en que se alza la cruz desde donde la humanidad toma conciencia de la calidad del amor que Jesús de Nazaret le revela: un amor que supera toda lógica humana y viola las fronteras de Dios.
 

Libro relacionado

Lectio Divina para cada día del año: Tiempo de Navidad

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Blanco Color que hace referencia a la resurrección de Jesús, siendo el color más solemne en la liturgia. Simboliza la alegría y la paz. Se usa durante el tiempo de Pascua y el tiempo de Navidad. Se emplea también en las fiestas y solemnidades del Señor no relativas a la Pasión, incluida la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, en las fiestas de la Virgen María y de los santos que no murieron mártires.
Morado Este color simboliza preparación espiritual. Simboliza humildad, penitencia, deseo y dolor. Se usa en Adviento y en Cuaresma, tiempos de preparación para la Navidad y la Pascua respectivamente. Además, en las celebraciones penitenciales y de difuntos.
Verde Este color simboliza esperanza, paz, serenidad y ecología. Es usado durante el Tiempo Ordinario, en los feriados y los domingos que no exigen otro color (solemnidades, fiestas de santos).
Rojo Asociado a la sangre y al fuego, es color del corazón: denota pasión, vida, pentecostés y martirio. Es usado principalmente en el Domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés y en las fiestas de mártires. Además, en la administración del sacramento de la Confirmación.

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