Lectura del libro de la Sabiduría
¡Escuchen, reyes, y entiendan!
¡Aprendan, gobernantes del mundo entero!
Atentos, los que dominan muchedumbres
y presumen de sojuzgar muchas naciones.
Porque del Señor han recibido el poder,
del Altísimo procede la autoridad.
Él examinará sus acciones
y juzgará sus intenciones.
Porque, siendo ministros de su reino,
no juzgaron con rectitud, ni respetaron la ley,
ni cumplieron la voluntad de Dios.
Se lanzará, pues, contra ustedes
de manera terrible y repentina,
y un juicio implacable herirá a los prepotentes.
Porque él tiene misericordia de los humildes,
pero a los poderosos les pedirá cuentas con rigor.
El Señor de todos no retrocede ante nadie,
ninguna grandeza lo intimida,
porque él hizo al pequeño y al grande
y de todos se preocupa por igual;
pero los poderosos serán examinados con rigor.
A ustedes, pues, soberanos, dirijo mis palabras,
para que aprendan sabiduría y no caigan en falta;
quienes observan santamente las leyes santas,
serán reconocidos también ellos como santos;
quienes las aprendan, tendrán quien los defienda.
Ansíen por lo tanto mis palabras,
búsquenlas con empeño y recibirán instrucción.
R/. Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
«Hagan justicia al huérfano y al pobre,
defiendan al humilde y al necesitado,
pongan a salvo al desvalido y al pobre,
¡líbrenlos de las garras del malvado!» R/.
Yo dije: «Ustedes son dioses,
hijos del Altísimo son todos,
pero van a morir como humanos,
caerán como un príncipe cualquiera.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
En su camino hacia Jerusalén, Jesús transitaba entre Samaría y Galilea. Al llegar a cierta aldea, le salieron al encuentro diez leprosos que, desde lejos, comenzaron a gritar:
—¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!
Jesús, al verlos, les dijo:
—Vayan a presentarse a los sacerdotes.
Y sucedió que, mientras iban a presentarse, quedaron limpios de su lepra. Uno de ellos, al verse curado, regresó alabando a Dios a grandes voces. Y, postrado rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba las gracias.
Se trataba de un samaritano.
Jesús preguntó entonces:
—¿No fueron diez los que quedaron limpios? Pues ¿dónde están los otros nueve? ¿Solo este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?
Y le dijo:
—Levántate y vete. Tu fe te ha salvado.
Puedo reconocerme en uno de los leprosos con los que se encontró Jesús; también yo he implorado su benévola intervención, también yo he sido curado, puesto que existo gracias a su misericordia.
¿Y qué más? ¿Puedo reconocerme también en el único que volvió sobre sus pasos y fue capaz de agradecer el favor recibido? La invitación a reflexionar y a verificar en qué medida la gratitud marca mis acciones me alcanza y me agita. No es fácil dar las gracias. Hay agradecimientos de conveniencias que casi oprimen a quien los recibe. Más frecuente es el silencio que expresa con elocuencia que «todo se me debe». Es ésta una actitud interior semejante a la del que, teniendo algún poder sobre otros, se arroga el derecho a hacer la ley.
El Señor nos repite que no tiene acepción de personas, que cuida de todos y de cada uno. Las diferencias las marcamos nosotros: diferencias que se convierten en juicio. Si nos apropiamos de los dones de Dios –sean cuales sean–, nos excluimos del abrazo de su misericordia. Si nos mostramos agradecidos, manifestamos que nos reconocemos como criaturas, atentas a no enviar al vacío las palabras del Creador y Señor, contentas de poder servirle a él y a los hermanos.
| Blanco | Color que hace referencia a la resurrección de Jesús, siendo el color más solemne en la liturgia. Simboliza la alegría y la paz. Se usa durante el tiempo de Pascua y el tiempo de Navidad. Se emplea también en las fiestas y solemnidades del Señor no relativas a la Pasión, incluida la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, en las fiestas de la Virgen María y de los santos que no murieron mártires. |
| Morado | Este color simboliza preparación espiritual. Simboliza humildad, penitencia, deseo y dolor. Se usa en Adviento y en Cuaresma, tiempos de preparación para la Navidad y la Pascua respectivamente. Además, en las celebraciones penitenciales y de difuntos. |
| Verde | Este color simboliza esperanza, paz, serenidad y ecología. Es usado durante el Tiempo Ordinario, en los feriados y los domingos que no exigen otro color (solemnidades, fiestas de santos). |
| Rojo | Asociado a la sangre y al fuego, es color del corazón: denota pasión, vida, pentecostés y martirio. Es usado principalmente en el Domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés y en las fiestas de mártires. Además, en la administración del sacramento de la Confirmación. |