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Otro mundo es posible

Concilium 308
"Otro mundo es posible!, resonaba solemnemente en los altavoces, en los palcos, en la explanada de hierba donde se aglomeraba la multitud, junto al caudaloso río Guaíba, un atardecer de verano. Con esta afirmación -otro mundo es posible- se inauguraba en enero de 2002 la segunda edición del Foro Social Mundial en la ciudad de Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, el estado más meridional de Brasil, que cuenta con cerca de 1.400.000 habitantes. Y así nació, en aquella inauguración repleta de escenificaciones y símbolos, el eslogan que ha orientado las nuevas ediciones del Foro Social Mundial hacia un horizonte utópico capaz de reunir cada vez a más miles de personas de todos los continentes, gentes provenientes de cientos de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales, en la convergencia de un gran movimiento encaminado hacia un mundo futuro. El eslogan otro mundo es posible no es ya una consigna, no indica una acción o una militancia, sino simplemente un horizonte o un tiempo que tiene mucho de esperanza y de escatología. Pero no un mundo en el más allá. Otro mundo es posible aquí, en el planeta Tierra, proclamaban ante la multitud los diferentes oradores. ¿Qué dirían Popper, o Marcuse, o los críticos de las ideologías modernas sobre tales afirmaciones? ¿Qué sentirían Tomás Moro y los misioneros que se embarcaron en las carabelas con rumbo al nuevo mundo para fundar una nueva cristiandad? Lo cierto es que, en el seno de esa multitud, cualquier mente familiarizada con la teología se ve obligada a preguntarse: ¿Una utopía milenarista, mesiánica? Los grandes problemas de los sueños milenaristas han sido el sujeto mesiánico y su método: ¿quién será ahora el elegido para inaugurar la era feliz de ese otro mundo? ¿Y qué hay que hacer? ¿Y cómo debe hacerse? ¿La Iglesia, sacramento universal de salvación (LG 1), tiene aún alguna relación con todo eso? En la explanada, aquella tarde de verano, había mucha gente de diferentes Iglesias, incluso obispos, pero todos ellos inmersos en el movimiento de la multitud. En un mundo más intensamente globalizado y familiarizado, ¿pueden las religiones desempeñar un papel transformador con su potencial de creencias, de sueños y de ética? En el multicolor verano de la multitud a la orilla del río, podían verse vestimentas de diferentes tradiciones religiosas mezcladas con la levedad y la espontaneidad de las ropas estivales. Jóvenes y adultos con diferentes posturas ante la fe religiosa y otras elecciones, pero todos juntos en aquella explanada, dispuestos a aceptar diferencias, integrando el sueño común de otro mundo posible. Hay, por tanto, en esa multitud de personas y movimientos, un impactante pluralismo cultural y religioso, que converge en un gran movimiento en pro de otro mundo o, más exactamente, para que este mundo sea otro, sea diferente, cualitativamente otro. ¿Será un milenarismo pluralista, un mesianismo colectivo, tejido en esta convergencia de movimientos sociales, de organizaciones, de energías humanas dispuestas para un trabajo común? ¿Será una militancia en pro de un mundo que desemboque en un socialismo democrático y pluralista, remedio para el mal del liberalismo capitalista y el socialismo dictatorial justamente fracasado? La pregunta sigue siendo sensata en el marco de ese hermosísimo horizonte utópico y milenarista, aún extremadamente abierto y demasiado general: ¿Otro mundo es posible?
Precio sin IVA: 12,02 €
Precio con IVA: 12,50 €

- Disponible -

ColecciónConcilium
SubcolecciónAño 2004
Código EVD8504308
Edición1
FormatoImpreso
Páginas160
Tamaño130 x 205 mm

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