
El 30 de septiembre del año 420 expiraba en la ciudad de Belén Eusebio Hierónimo de Estridón, más conocido para los cristianos como San Jerónimo.
Considerado Padre de la Iglesia, la figura de San Jerónimo destaca por su actividad como traductor y estudioso de la Biblia, a la que dedicó sus mayores esfuerzos, y especialmente por la traducción al latín conocida como la Vulgata, que fue texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana hasta 1979.
San Jerónimo destacó por su dominio del latín y el griego, pero también, adelantándose a su tiempo, se inició en el estudio del hebreo. Así, se le considera patrono de todas aquellas personas que se dedican al estudio de la Biblia para hacerla más comprensible a los demás y, por extensión, de todos los traductores.
Hoy, 30 de septiembre de 2014, casi diecisiete siglos después de su muerte, desde Editorial Verbo Divino, queremos recordar y honrar también la figura de San Jerónimo y, al mismo tiempo, reconocer la labor de todos cuantos se afanan en el estudio y traducción de las Sagradas Escrituras.